*Las encuestas engañan al gusto del cliente.
*Selección de candidatos, piedra de toque de partidos.
*Los independientes son desertores de partidos.
A estas alturas de la lid electoral no hay vencedores ni vencidos. Las encuestas engañan pues es usual que las manipulen quienes las mandan a hacer. Así no podemos fincar predicciones ciertas en ellas.
Además, el ejercicio demoscópico tiene sus bemoles; se basa en respuestas de la gente, a preguntas que muchas veces los encuestadores hacen ficticiamente y ellos mismos las responden. En todo caso, son una fotografía instantánea de lo que pensó el encuestado en un momento dado.
Por lo demás, muchas personas no dicen lo que sienten, ni tienen obligación de hacerlo; contestan lo que les viene en gana. Esto se da aún en las llamadas "encuestas de salida", después de haber votado, pues la gente no quiere confesarse.
Sin demagogía, la verdadera encuesta es la de las urnas, porque hay votantes que se deciden por un candidato al cruzar la boleta,y están en pleno derecho. De eso se desprende con suma claridad que en estos momentos de la contienda electoral aún no haya nada para nadie.
El Peje no presume sus 18 años de camaña ilegal.
López presume ser el puntero, pero también debería presumir que lleva 18 años de campaña con muchos millones de spots, aunque la ley se lo prohiba; pero es su mayor proclividad a pisotear la ley, como lo ha demostrado en otros casos; así y todo se irrita cuando le dicen que va que vuela para dictador.
Anaya se atreve a decir que la lucha es entre dos: entre él y López; veremos si ambos mantienen su trote o si son rebasados por Meade, que no sólo no se da por vencido, sino está listo para la batalla final.
López se dice campeón contra la corrupción, pero día a día se le adhieren corruptos, criminales, políticos con gran saldo negativo, y con la misma desfachatez él los "absuelve" con un poder que se autoconfirió, y preanuncia que lo emplearía desde el gobierno para aumentar la retahíla de perversos que se le adhieran.
Como Alberto Anaya, Leonel Godoy, Fausto Vallejo, Greg Sánchez, Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal, Leonel Cota, Manuel Bartlett, José Guadarrama, Félix Salgado Macedonio, Rigoberto Salgado (el delegado en Tláhuac, cómplice del "Ojos") y su predilecta la candidata al gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, quien como delegada en Tlalpan guardó en "reserva" los documentos del colegio Rebsamen, donde murieron 19 niños por su complicidad.
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Aunque López lo niegue, él es la corrupción misma.
A Anaya se le angosta el círculo, lo abandonan panistas porque lo ven demasiado ambicioso y falta comprobar si los frentistas del PRD y Movimiento Ciudadano votarán por él, pues a muchos no los convence, pese a los acuerdos de sus cúpulas.
Meade debe destetarse de Peña Nieto
Meade debe armar una revolución interna, asumir ya la batuta de su campaña, ver cuáles de sus estrategas le sirven, sustituir a los que no, realizar una verdadera operación cicatriz entre los priistas, para consolidar el vital voto duro e ir sacudiéndose el cobijo presidencial que, lo quiera o no, le perjudica y resta sufragios.
El presidente Peña, a su vez, debería abstenerse de emitir comentarios favorables al candidato, por resultar contraproducentes.
La estrategia de Meade debe ser la de ganar, como que en verdad deseara llegar a la cima. Lo avalan su preparación, experiencia, inteligencia y su gran prestigio en el medio internacional por las finanzas y la diplomacia, que ningún mexicano actual puede disputarle.
Como tampoco pueden imputarle ningún acto de corrupción, como a sus opositores.
Los tres tendrán una dura prueba de fuego: la selección de los candidatos a las gubernaturas, diputaciones federales y locales, senadurías, alcaldías y regidurías. Eso siempre deja chispas de disgustos porque no hay "huesos" para todos.
Lo único cierto hasta ahora en la disputa comicial es que serán seis de los candidatos presidenciales que figurarán en la boleta: López, Anaya, Meade y tres independientes: el Bronco, Margarita y Ríos Piter.
A éstos más bien debería llamárseles expartidistas, porque se separaron de sus partidos, y sus posibilidades de triunfo son casi nulas por no contar una estructura partidista que los apoye en todos los menesteres de la campaña.
Como recorrer el país, difundir ideas, propuestas y plataformas, promover que los electores vayan a sufragar y conseguir y preparar a los representantes de casillas, pasos todos que, de manera especial los tres últimos, son clave para triunfar.
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